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Tras la comida de bienvenida que nos tenía preparada ADCHE en Tarquinia, visitamos el Museo Nacional Etrusco.
Con nuestros aventureros es todo un privilegio viajar. En esta ocasión, fue un lujo poder disfrutar de las explicaciones de nuestro querido arqueólogo Julio González Alcalde.
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El viaje continuó hasta Florencia. Llegamos justo al atardecer para disfrutar de unas vistas inmejorables desde la plaza-mirador de Miguel Ángel.
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Los adchianos nos sentimos como en casa en la ciudad de los mecenas. Visitamos el Ponte Vecchio…
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...la Piazza della Signoria, la Loggia dei Lanzi, un auténtico museo al aire libre con estatuas que rememoran mitos antiguos.
El Palazzo Vecchio, centro político de la República de Florencia fue toda una sorpresa, tanto por fuera, como por dentro. La inmensidad y riqueza de la denominada Sala Cinquecento (Salón de los Quinientos) nos dejó sencillamente sin palabras.
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La visita prosiguió por el Mercato Nuovo (Mercado Nuevo), la Plaza de la República (antiguo foro de la ciudad romana) y el Duomo (catedral).
La guinda final de la mañana fue la visita a la Galería de la Academia donde pudimos contemplar los famosos Esclavos Inacabados y el David de Miguel Ángel.
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Pocos hicimos caso a Marcos en eso de tomarnos la tarde libre de manera tranquila: “sentarse en una terracita y contemplar las vistas”.
Unos fuimos a la catedral para ver el interior de la Cúpula de Brunelleschi, otros fuimos a la Galería Uffizi para disfrutar de las mejores obras del Renacimiento y otros fuimos al Museo Interactivo Leonardo da Vinci, donde lo pasamos como niños con las maquetas realizadas a partir de los dibujos del genio italiano.
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Mientras tanto, nuestro Presidente quiso emular a los héroes antiguos y vivió una auténtica odisea en busca de los equipajes perdidos en el aeropuerto. Sirviéndose del “coche fantástico” y con el apoyo imprescindible de los aventureros, consiguió finalmente recuperar y traer de vuelta las nueve maletas extraviadas.
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Al día siguiente nos esperaba Pisa. Lo que nos costó creer que las maravillas que teníamos ante nuestros ojos eran del siglo XI y pertenecían al estilo románico. El complejo catedralicio pisano resulta difícil de superar.
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Visitamos el Baptisterio, el Campo Santo (con sus pinturas murales ambientadas en el Antiguo Testamento) y el Duomo. Quiso la providencia que coincidiéramos con un coro cantor que puso el mejor sonido posible a nuestra experiencia religiosa.
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La guinda de este día fue una sorpresa que nos tenía preparada ADCHE: ¡La entrada al interior de la Torre Inclinada de Pisa!. ¡Qué sensación más rara que sentíamos dentro! Subiendo por la escalera de caracol subimos a lo más alto, tocamos las campanas y disfrutamos de una preciosa panorámica a vista de pájaro de toda la ciudad.
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¡Última tarde en Florencia! Nos dio un poco de pena despedirnos pero la Aventura debía continuar.
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Nuestro siguiente destino era Rávena, la ciudad de los mosaicos.
Para ser un poco más conscientes de lo laborioso que era este arte, ADCHE organizó el Primer Concurso de Mosaicos Romanos. Los aventureros se lanzaron con entusiasmo al trabajo, creando, verdaderas obras de arte.
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Pero para obras de arte las que nos esperaban en Rávena, capital del Reino Ostrogodo y ciudad de primer nivel durante el Imperio Bizantino.
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Las basílicas de San Apolinar y de San Vital conservan verdaderos tesoros en el arte del mosaico.
Por otro lado, las historias de Gala Placidia o de Teodora nos sirvieron para entender mejor la importancia de las mujeres en la Historia.
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En el ecuador del viaje nos tomamos un descanso en la visita de monumentos. Preparamos una excursión al Lago Garda, un lago de origen glaciar y que tiene el mérito de ser el más grande de Italia.
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Contratamos un barco (de nombre “Amigos”, no podía ser más acertado) que nos hizo un maravilloso recorrido personalizado para nosotros. Pasamos por islas, fortificaciones, lujosas mansiones que se asomaban al lago…
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Desembarcamos en la península de Sirmione, el pueblo más bonito del Garda. Andamos por el adarve de su castillo, visitamos la villa romana, sus playas… Y seguimos todas las tradiciones turísticas, sí, también la de besarse en el mirador “Kiss please”.
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Por la tarde nos dirigimos al Parque Termal del Garda. Un balneario natural que no dejó a nadie indiferente.
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Dos enormes lagos con agua caliente salida de las profundidades de la tierra, con jacuzzis, cuellos de cisne… Había hasta una gruta bajo una colina con una estupenda piscina circular dentro (el Pantheon, lo llaman).
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Por la noche, las luces de colores hacían aún más espectacular el parque termal.
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Con energías renovadas continuamos la aventura al día siguiente. Verona, antigua ciudad romana, nos recibió con los brazos abiertos. La Arena de Verona, el antiguo anfiteatro romano es el monumento más famoso de la ciudad.
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Pero Verona también es célebre por ser la ciudad de Romeo y Julieta. En nuestra visita guiada fuimos tras la pista de los dos enamorados. Conseguimos llegar hasta la casa de Julieta, donde nos asomamos a su famoso balcón, emulando a la joven.
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Tanto nos metimos en el papel, que ocurrió un milagro, “Romea y Julieto” aparecieron ante nuestros ojos. Sin lugar a dudas, fue uno de los momentos más divertidos del viaje.
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En nuestra tarde libre aprovechamos para seguir conociendo Verona. Visitamos su catedral, subimos al castillo, probamos su pasta fresca… Incluso dio tiempo para darnos un chapuzón en la piscina del hotel. No muy largo, porque esa noche teníamos una cita muy especial...
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Nos esperaba “Carmen” en la Arena de Verona. Una ópera de lujo, con el tenor Roberto Alagna como protagonista y la compañía Antonio Gades en la danza. ¿Se puede pedir más?
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¡Último día de Aventura! Terminamos a lo grande con la ciudad más romántica del mundo: Venecia.
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Comenzamos la visita en grupo por la Venecia popular, la Venecia del pueblo. Un recorrido por la ciudad menos turística y más desconocida. Nos perdimos por sus canales y conocimos la historia de curiosos puentes, como el “de los puños” y el “de las tetas”.
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Después pasamos a la Venecia aristocrática, la Venecia de los nobles y los palacios.
La Plaza de San Marcos con su gran campanile (que también hacía la función de faro).
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Y su basílica dedicada al evangelista.
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El Puente Rialto, la Ca’ d’Oro (Casa Dorada), el Puente de los Suspiros… Había tantas cosas que ver en un tiempo tan limitado (esa tarde debíamos de regresar a España en avión), que ADCHE nos invitó a la última comida en Italia: pizza al taglio (al corte). Comida rápida para poder seguir disfrutando de Venecia en nuestro tiempo libre. Aprovechamos a visitar la Basílica por dentro y, sobre todo, a montar en góndola. Un romántico paseo por los canales más íntimos de la ciudad.
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La última sorpresa del viaje fue un trayecto en barco por el Gran Canal. Unas vistas maravillosas al ritmo de la canción “Venecia sin ti” de Charles Aznavour, pusieron la guinda final a la aventura.
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Una Aventura por la Historia que tuvo como punto fuerte, como máximo valor, el maravilloso grupo de aventureros que formamos.
¡Gracias a todos por participar y por la confianza depositada!
¡Ya soñamos con la siguiente!