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Realizamos la presentación a los pies de la Catedral de la Almudena y desde allí nos dirigimos a uno de los últimos museos abiertos en la capital española: La Galería de las Colecciones Reales, que viene a sumarse, por méritos propios, a los destinos turísticos que uno no puede pasar por alto en Madrid.
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Unas impresionantes columnas salomónicas (que habían pertenecido a la iglesia de Montserrat) nos daban la bienvenida.
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A ellas se unía una pequeña, pero valiosísima corona de época visigoda (tesoro de Guarrazar)
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Desde luego, las obras expuestas (como el políptico de Isabel la Católica) ya merecen por sí solas la visita a la Galería de las Colecciones Reales.
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Pero contar con Leticia Llorente, experta en Patrimonio Real, multiplica por cien la experiencia. Nuestra guía de lujo nos contó hasta el más mínimo detalle y curiosidad de cada obra. Nos centramos en la planta dedicada a la dinastía de los Austrias, con el fin de que la visita se convirtiera en el mejor complemento de la “Ruta por el Madrid de los Austrias” realizada el año pasado.
Descubrimos armaduras famosas, como la perteneciente al emperador Carlos V.
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Tapices enormes y valiosos que adornaban las paredes de los palacios...
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Monturas de caballos excelentemente conservadas...
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Y una colección pictórica realmente interesante, con obras de los más grandes pintores de la historia del arte: Tiziano, El Greco, Velázquez, Caravaggio…
Y también grandes pintoras, como Lavinia Fontana, quien nos dejó su firma (algo inusual en la época) en su obra “Virgen del silencio”.
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Nuestra guía Leticia nos contaba tanto la historia de la obra como la de las personas que la protagonizaban, con lo que sacamos todo su jugo a la visita.
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Como el caso que nos contó de la artista Luisa Roldán, más conocida como “La Roldana”, que fue la primera mujer nombrada escultora de cámara en la corte de Carlos II. Nos encantó su colorida y genial obra “El arcángel San Miguel venciendo al demonio”.
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En el Museo pudimos ver también desde pequeñas maquetas...
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…hasta fuentes colosales, como este fuente monumental de la época de Felipe II y que fue una de las sorpresas de la visita guiada.
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Como también lo fue la carroza negra, uno de los carruajes más antiguos que se conservan (1670), y que nos servía para decir adiós a la planta -1 dedicada a la dinastía de los Austrias.
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Antes de terminar la visita bajamos a la planta -3. Allí nos esperaba “El Cubo”, una sala de proyección inmersiva que nos trasladó al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y a la Silla de Felipe II.
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La visita guiada terminó con una última sorpresa...
En la construcción de los cimientos del museo salieron a la luz los restos más antiguos de la muralla árabe de la ciudad de Madrid (s. IX). Todo un hallazgo que se ha acondicionado para su mejor conservación y visualización por parte de los visitantes.
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Y de este modo pusimos punto y final a una mañana llena de aprendizajes. Desde aquí queremos dar las gracias a todos los adchianos que nos acompañaron.
Reconocimiento especial se merece nuestra guía, Leticia Llorente (de Madrid en la Palma de tu Mano), que enriqueció la visita con sus vastos conocimientos en Patrimonio Real y la convirtió en inolvidable. ¡Mil gracias!