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Tras la presentación de la actividad, en la que Marcos nos hizo una buena introducción a la historia de Tartessos, nos dirigimos al Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid donde se encontraba la exposición temporal “Los últimos días de Tarteso”.
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Antes de entrar a la exposición realizamos una fantástica visita guiada por las piezas permanentes del museo, como sus enormes mosaicos romanos.
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Muy destacable resulta la parte dedicada a la Prehistoria, con huesos y fósiles de hace miles de años que han sido encontrados en los yacimientos paleontológicos de la Comunidad de Madrid.
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Las vitrinas del museo están ya de por sí muy bien explicadas, con dibujos que nos permiten contextualizar cada pieza; con todo, agradecemos mucho a nuestra guía Ana su pasión y dedicación en la visita guiada que nos hizo.
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Tras ella, llegaba el plato fuerte de la mañana: “Los últimos días de Tarteso”. La primera exposición organizada en España dedicada a esta misteriosa cultura que está considerada, nada más y nada menos, como la primera civilización de Europa occidental.
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Para verla contamos también con una visita guiada. Aprovechamos para dar las gracias a Emma por sus ilustradas explicaciones. Comenzamos hablando de los mitos y los textos antiguos que hacen referencia a Tartessos y continuamos con las primeras excavaciones que se realizaron en busca de la mítica ciudad.
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Una ciudad que hoy sabemos que fue mucho más que eso. Tarteso fue toda una cultura que se desarrolló entre los siglos X y V a.C. en la mitad sur de la Península Ibérica. Una cultura que estuvo muy influida por Oriente, sobre todo por los fenicios. A ellos les debemos cosas tan típicas en la actualidad española como las lentejas, los guisantes, el aceite de oliva, el vino, las gallinas...
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Las embarcaciones fenicias llegaban en busca de metales preciosos y en su intercambio las poblaciones indígenas se beneficiaron de su mayor evolución cultural. Uno de esos cambios producidos sería, por ejemplo en urbanismo, el paso de viviendas circulares a rectangulares.
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Hacia el 550 a.C. un maremoto asoló los asentamientos tartésicos más cercanos a la costa andaluza. A partir de ese momento la cultura tartésica florece más al norte, en lo que hoy es Extremadura. Ahí es donde se han encontrado los yacimientos tartésicos más espectaculares como el de Cancho Roano o el de Turuñuelo.
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Precisamente en Turuñuelo y gracias a las recientes excavaciones, hemos podido conocer las primeras caras tartésicas. También vasijas de vidrio, objetos de hierro, fragmentos de esculturas… Aún queda mucho por desenterrar y muchos secretos por descubrir.
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La visita terminó a lo grande, visitando una espectacular reproducción a escala real del patio del yacimiento de Turulueño. En él se produjo una hecatombe, un sacrificio ritual en el que fueron sacrificados más de cuarenta caballos. Eran los últimos días de Tartessos. Un abrupto final en el que desapareció la primera civilización de Europa occidental.
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¡Muchas gracias a todos los que participaron!