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Comenzamos con una amena explicación sobre su trayectoria histórica en el continente europeo. Desde los restos fósiles más antiguos de Homo Sapiens en Europa hasta su incorporación en la Unión Europea, pasando por los famosos guerreros dacios, la romanización o el príncipe Vlad Dracul III.
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Con la lección bien aprendida, nos pusimos en marcha hacia el Museo Arqueológico Nacional (MAN).
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Allí nos esperaba la exposición temporal “Tesoros arqueológicos de Rumanía. Las raíces dacias y romanas”.
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Una espléndida exposición creada gracias a la colaboración de 40 museos rumanos y formada por más de 800 bienes culturales.
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Admiramos los ajuares funerarios de los pueblos prerromanos que habitaron lo que hoy es Rumanía. Espadas, calderos, vasijas…
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Pero lo que más nos llamó la atención fue el denominado “Casco de Cotofenesti” (s.V a.C), un impresionante casco de oro, pequeño y bellamente decorado, cuyo propietario debió ser un adolescente o una mujer.
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Otro casco singular, único en el mundo, es el “casco militar de Ciumesti”. En su parte superior tiene la estatuilla de un pájaro con alas que se movían.
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Con la conquista del reino de Dacia por el emperador hispano Trajano en el 106 d.C., el territorio se convirtió en provincia romana y sufrió un profundo proceso de romanización. Sus habitantes aceptaron el modo de vida romano, su lengua, sus creencias, etc.
Tan orgullosos se sienten los rumanos de descender de los romanos, que adoptaron el nombre de “Romania” para referirse a su país, el nombre de “romanus” para referirse a sus habitantes, y el nombre de “romanesca” para referirse a su lengua.
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Mención especial, entre las diferentes divinidades que vimos, merece el dios Glykon. Curiosa divinidad con forma de serpiente, hocico de mamífero, cabellera humana y vinculada con Esculapio y la salud.
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A pesar de las invasiones bárbaras y la caída del Imperio Romano, la cultura latina persistirá. El cristianismo jugará también un papel muy importante en su mantenimiento y en ser un nexo de unión para los europeos.
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Tras la visita de la exposición nos esperaba la recreación histórica “De bello Dacico. Las legiones de Trajano”.
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Con ella aprendimos mucho sobre la historia de las guerras dacias y el día a día de los legionarios romanos.
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Unos legionarios que infundían ya respeto simplemente estando quietos y en completo silencio. Lo comprobamos in situ.
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Nos gustó mucho la parte de recreación histórica dedicada a uniformar a un legionario romano.
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También cómo se defendían de los ataques de la caballería enemiga.
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O cómo actuaban en los asedios, por ejemplo utilizando la formación tortuga.
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Finalmente, la guinda del día la pusimos visitando un restaurante rumano para probar su comida típica.
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Lo de menos era la comida, lo mejor, la compañía.
¡Qué ganas de volver a reunirnos!