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Celebrábamos los 525 años de la creación del coro infantil más legendario del mundo, el de los Niños Cantores de Viena, cuyo artífice fue el emperador Maximiliano I de Hamsburgo (padre de Felipe el Hermoso).
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En la presentación y charla histórica se nos habló de la importancia que tuvieron los niños cantores en la Iglesia y en los palacios de la nobleza. Tuvimos tiempo hasta de hablar de los castrati, los castrados, cuya voz femenina e infantil, unida a la potencia que adquirían en la edad adulta, hacían de ellos verdaderas estrellas de su tiempo.
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Las últimas palabras estuvieron dedicadas a la malograda y muy querida socia Marta García Abós. Qué pronto te nos has ido y cuánta pena has dejado. Te echaremos mucho de menos, Marta. Tu simpatía, tu cariño, tu forma de ser… dejan un importante vacío en ADCHE.
Volveremos a vernos. De momento ve buscando localizaciones y lugares que visitar allí arriba, donde podamos continuar nuestras actividades adchianas...
Te queremos, Marta.
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En el interior del Auditorio Nacional de Música nos esperaba un “lleno hasta la bandera”.
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No se merecían menos estos niños llegados de Austria para alegrar nuestros corazones.
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Y comenzó la magia...
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Lo primero que nos sorprendió fue la ausencia de orquesta. Los instrumentos musicales eran ellos. El concierto comenzó con la famosa “Pequeña serenata nocturna” del gran Wolfgang Amadeus Mozart.
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La dispersión de los adchianos por todo el Auditorio nos permitió tener diferentes puntos de vista del espectáculo. Por supuesto, desde cualquiera de ellos se les escuchaba de maravilla.
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Y así, con esa inocencia infantil reflejada en sus caras y una maestría adulta en sus voces, interpretaron una selección de obras de toda Europa y nos fueron metiendo a todos en el bolsillo.
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Mención aparte se merece el director, Manolo Cagnin, entusiasta y enérgico como pocos, voló a la misma altura en la que brillaron los niños.
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El final fue todo un regalo para los espectadores. Tras varios bis, cantamos todos juntos “Clavelitos”, creando un momento muy especial en el Auditorio Nacional de Música.
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Terminaron levantando al público de sus asientos.
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Y se marcharon, con la misma alegría y desparpajo con la que llegaron, como si lo que hicieran fuera fácil y sencillo.
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Nosotros, desde luego, nos vamos con la sensación de haber vivido un gran momento histórico con ellos.
Felicidades por ese 525º Aniversario y muchas gracias a todos los que han hecho posible la emocionante mañana de hoy.